desde Abram hasta Jacob
por:
Friedrich Aleijem
(Fragmento)
Prólogo del autor
Engaño, interés y traición. Esas
parecen ser las tres columnas sobre las cuales mi pueblo ha forjado su prehistoria.
Puedo decir, a favor de mi linaje, que esta es una apreciación realizada con
los ojos del mundo de hoy; y quizá (Quizá en tanto que en términos históricos,
nada puede afirmarse a ciencia cierta) en la prehistoria de mi nación, de un
pueblo sin leyes morales ni dogmas definidos, el engaño, los intereses y la traición
no hayan sido procederes censurables.
Sin dudas los ateos podrán hallar en mis
escritos los argumentos con los cuales justificar que la existencia divina fue
construida por los hombres con el correr de los siglos. Pero a ello podrán
responder los teólogos que en verdad Dios fue revelándose a los hombres
lentamente y acorde a la evolución mental del individuo de cada proceso histórico.
Esa discusión ya no es mía. Mi única intención es rescatar la historia detrás
de las leyendas y construir, si es eso acaso posible, una línea argumental que
explique con la mayor fidelidad posible los orígenes más remotos de nuestro
pueblo.
Para ser fiel a la rigurosidad histórica debo
decir que muchas de mis argumentaciones, como las de todos los demás, carecen
del rigor científico que las imbuya de veracidad. Ese es el desafío que debe
plantearse la arqueología de aquí en adelante. Encontrar las pruebas
suficientes que acrediten o desmientan mis teorías, libres de concepciones
teosóficas preexistentes, y pretensiones políticas postreras.
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