Con sus
hermanos ya establecidos en un estado cuasi independiente no es de extrañar que
el concepto de clan familiar comenzara a virar hacia el de nación secular. (Ver recuadro) Para
esto, no debemos perder de vista que, más allá de su ascendencia semítica y el
respeto al Dios de Abraham, José se consideraba a sí mismo como egipcio[1]. . Muchos historiadores
toman el hecho del embalsamamiento para probar
que en realidad la figura de José pertenecía a un egipcio y no a un
semita. Sin embargo discrepo con esa postura en consideración de que quienes la
mantiene olvidan que en ese periodo de tiempo, anterior a Moisés, el pueblo judío
(No como judaísmo aún, sino como clan familiar) no tenía leyes, ni tradiciones
y mucho menos dogma. Es decir, un descendiente de Abraham solo necesitaba
respetar al Dios de sus antepasados y ofrecerle algunos sacrificios ante
acontecimientos especiales. Nada que constituyera un rito definido y nada que
pudiera entrar en conflicto al representar ritos de otros clanes. Al mismo
tiempo, es sabido que el panteón de dioses Egipcios fue conformándose con las
deidades de los clanes familiares que conformaban el imperio (Cada clan
familiar poseía su propia deidad) Es decir, la religión Egipcia, al menos en un
periodo de su historia, fue abierta a la anexión de distintos dioses, lo cual
probaría que era socialmente permitido respetar y venerar al dios de su propio
clan, sin que esto generara problema con los ritos Egipcios. De este modo, al
momificar a su padre, José está haciendo explícita su condición de egipcio,
pero al enterrarlo en la tierra de sus antepasados, está declarando la creencia
en el Dios de estos. Otra resultante muy importante deviene de esta situación
en particular; y es que, al introducirse en Egipto y elevar a su clan al nivel
de dinastía, está sumando al panteón de dioses del imperio al dios de sus
antepasados. Es decir, el dios de Abraham pasaría a convertirse en otra deidad
egipcia que, como era costumbre, vendría a ser la deidad suprema en caso de
acceder dicha dinastía al poder faraónico; y desde allí podría articular los
mecanismos para convertir a esta creencia
al imperio todo, como se verá más adelante, pretende suceder. Vale aclarar nuevamente que, este hecho,
inconcebible bajo las doctrinas y leyes judaicas de nuestro tiempo, en ese periodo histórico eran perfectamente
aceptados y no entraban en conflicto con las leyes judías, pues dichas leyes (y
ni tan siquiera el judaísmo) no existían como tal.
Y es
aquí donde se manifiesta la primera organización nacional en la historia del
judaísmo. Esta identidad nacional es muy probable que no haya sido
independiente de la pretensión territorial a la cual se aspiraba. Es decir, es
muy probable que el germen de nacionalidad Hebrea haya nacido como una
aspiración de nacionalidad egipcia, que luego, por el devenir de los
acontecimientos posteriores, se convirtió en una identidad nacional propia.
[1] Él había cambiado su
nombre, se había casado con una egipcia y su suegro era sacerdote Egipcio. Y a
su muerte, es embalsamado según los ritos Egipcios, ritos que incluían conjuros
y ofrendas a los dioses Egipcios. Y por último él sabía que para llegar a ser
Faraón debía ser egipcio.
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