Sobre la muerte de José es verdaderamente muy
poco cuanto puede encontrarse en las escrituras (Salvo el dato, no menor, de
sus ritos funerarios y el destino final donde descansaron sus restos), sin
embargo, por el devenir de los acontecimientos, podemos notar lo nefasto de sus
consecuencias. Al parecer ni sus hijos, ni los líderes de su clan, tuvieron la
capacidad política para mantener cuanto José había construido, pues, en casi el
mismo periodo de tiempo que le llevó a éste promover una dinastía semita dentro
de Egipto, sus descendientes la echaron por tierra.
En las escrituras se pasa prácticamente sin
solución de continuidad de la muerte de José al nacimiento de Moisés; pero,
lejos de haber sucedido ello así, hubo en medio un suceso determinante que
devino en un cambio drástico en el status social del clan de Abraham, pues este
pasó de ser una dinastía pujante con serias posibilidades de acceder al poder
total, al de ser un pueblo de esclavos. Tal cambio de condición solo puede
haberse producido por un hecho; una guerra. Y en la historia Egipcia dicha
confrontación se encuentra documentada con tal precisión, que se hace imposible
el no concluir que hablamos del mismo acontecimiento.
Los soberanos de la
Dinastía XIII fueron más débiles que sus predecesores, aunque todavía
mantuvieron el control de Nubia y la administración del gobierno central. Sin
embargo, durante la última parte de su reinado, su poder fue puesto a prueba no
sólo por la rival Dinastía XIV, que no obtuvo el control sobre el delta, sino
también por los Hicsos[1]
instalados en el norte de Egipto. Los Hicsos de la Dinastía XV reinaron desde
su capital, situada en Avaris, en la parte este del delta, lo que les permitía
mantener el control sobre las zonas media y alta del país. Contemporánea a la
dinastía Hicsa, existió una Dinastía XVI, que reinó en la zona central de
Egipto. Un tercer poder coetáneo a los otros dos ejerció la autoridad de forma
más independiente sobre el sur, la Dinastía XVII tebana, que dominó el
territorio entre Elefantina y Abidos[2]. El
soberano tebano Kames luchó con éxito contra los Hicsos, pero fue su hermano
Amosis I quien los derrotó finalmente, reunificando de nuevo Egipto. Esta contextualización
histórica, nos muestra de manera clara y comprobable, como un poder secular
semita habitó y gobernó parte de Egipto alcanzando su estatus dinástico, y como
también pereció (Como tantos otros) al hacerse con el poder una dinastía
opositora. Sin embargo algo que puede rescatarse de la escritura bíblica es lo
permeable que fue la sociedad egipcia a la incursión semita en su entramado
social. Si bien los registros Egipcios no guardan ninguna referencia a esta
permeabilidad, ella queda demostrada de hecho en el reinado de Amenofis IV,
como veremos más adelante.
En cuanto a la esclavitud, es muy
probable que el término esclavitud, al referirse al pueblo judío dentro de Egipto,
no haya sido tal, o al menos no lo haya sido en todos los casos. Tengamos en
cuenta que El clan de Abraham (Puesto que, para ser riguroso históricamente,
aún no podemos llamarlo pueblo judío) había alcanzado un inmenso poder en
tiempos de José, y la pérdida casi absoluta de dicho poder puede ser referida
en términos de caída en la esclavitud. También debemos recordar que las tierras
egipcias pertenecían al faraón y no a su pueblo y que José había logrado que
sus hermanos poseyeran como propias las tierras que trabajaban colocándolos en
un estadio superior al del resto de los egipcios. Al caer la Dinastía Hicsa,
cayeron con ella los privilegios obtenidos por ésta y es de suponer que las
tierras que explotaban como propias fueran captadas a favor del imperio. De
hecho, con la unificación del territorio egipcio y la fundación
de la Dinastía XVIII por Amosis I, comenzó el Imperio Nuevo y el Faraón restableció
los límites, los objetivos y la burocracia del Imperio Medio, y reactivó su
programa de aprovechamiento de la tierra[3].
Este cambio de situación puede
ser interpretado como una reducción a la esclavitud, pero, en sí, dichas
condiciones no eran distintas a la del resto de los egipcios.
[1] Tribu semita.
[2] Y allí tenemos los tres
territorios en los cuales se hallaba dividido Egipto, cuando José dominó la
parte norte, Es decir, la correspondiente a la dinastía Hicsa, la cual no seria
ni más ni menos que el Clan de Abraham
[3] El mismo que, en su
momento, fue la piedra fundamental para la construcción del poder de José.
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