jueves, 31 de julio de 2014

Ismael, Isaac y Egipto






Según lo referencia las fuentes, Ismael fue apartado de su clan siendo aún niño y su lugar fue tomado por Isaac. Si bien esta historia tiene, en términos teológicos, enorme trascendencia; podemos decir que en términos políticos las connotaciones son otras muy disímiles, siendo por esto posible que haya sido manipulada con posterioridad[1] Tomemos en cuenta que Abram al formar su clan emigra hacia Egipto de donde es expulsado luego de engañar al rey haciendo pasar a su esposa por su hermana. Posterior a este hecho (Trascendente, según mi opinión) se instala en la región limítrofe del imperio, manteniendo a lo largo del tiempo un comportamiento nómada propio de los exiliados. No existe ninguna referencia que nos indique que Abraham renunció a sus pretensiones de habitar tierra egipcia, más que las promesas territoriales hechas por su Dios sobre el territorio de Canaán; pero como ya he dicho con anterioridad, ello no cuenta en términos de ciencia histórica. Sin embargo si podemos hallar algunos indicios en contrario. El primero de ellos es, en términos políticos, harto conocido: Tomar una mujer del territorio pretendido y procrear con ella. Es decir; crear un vínculo sanguíneo entre el nuevo clan y los habitantes de Egipto. Es muy probable que las verdaderas intenciones de Abraham al concebir a Ismael hayan sido estas y no ninguna otra. Su primogénito estaba llamado a ser el líder de un poderoso clan familiar que podría, por derecho de consanguinidad, reclamar territorios egipcios.
 Sin embargo Ismael (Suponemos que ya adulto y no siendo un niño) se aparta del clan de Abraham para formar el suyo propio. Este acontecimiento hecha por tierra las pretensiones de su padre quien ahora deberá heredar la primogenitud en Isaac, hijo de Sara (Quien, como se verá más adelante, continuará las pretensiones territoriales sobre Egipto, tal y como su padre)
 Es verdaderamente llamativa la escasez de material sobre la historia particular  de Isaac e Ismael. Sobre todo teniendo en cuenta las abundantes descripciones sobre la vida de Abraham primero y Jacob después. Sin embargo, la trascendencia de estos dos personajes (Ismael e Isaac) es de suma importancia en los acontecimientos posteriores (Incluso hasta nuestros días) La omisión sobre tales detalles pareciera ser entonces fruto de la intencionalidad histórica más que de la ausencia de leyendas al respecto. Como si los encargados posteriores de documentar los hechos, hubieran tenido cierta intención al referirse lo mínimo indispensable al hecho en cuestión.
 En este periodo de la prehistoria hebrea entramos en una época oscura. La leyenda (Seguramente al carecer de registros históricos ciertos del periodo[2]) toma connotaciones ampliamente simbólicas y representativas. Las repeticiones argumentales entre la vida de Abraham, Isaac y Jacob (Ver recuadro) parecen ser un calco las unas de las otras probando que, o bien inatentan reflejar una conducta social, o bien intentan identificar a Jacob como un nuevo Abraham, o bien son el resultado de la necesidad de los escribas de llenar bastos periodos de tiempo acéfalos de los relatos que procuraran una continuidad en la historia (Esta última posibilidad, me permito considerarla como la menos probable). Ya sea una u otra la razón, nos es posible sacar un puñado de conclusiones; sino de los hechos reales, al menos de las intenciones históricas que los narradores pretendieron darle.

  Es preciso recordar aquí que cuando los textos y leyendas orales comienzan a recopilarse para formar lo que luego será la Torá las necesidades políticas y sociales habían variado notablemente al momento en que estos relatos vieron la luz por primera vez. Y ello, tiene que haber redundado en la actualización, reinterpretación, o manipulación de los acontecimientos allí referidos.

 Uno de los cambios más significativos que podemos encontrar es que en el 1900 aC la tierra de Canaán carecía de valor en comparación con el fértil valle de Egipto. En cambio, en el año 600 aC, esa misma tierra era una importantísima ruta comercial entre los imperios del norte, el sur y el este.


[1] En la mitología musulmana esta misma leyenda se cuenta en términos muy distintos.
[2] No hay que olvidar que estas leyendas comenzaron a ser recopiladas rondando el año 600 aC. Es decir, 1300 años después de que supuestamente acontecieron.




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