Es necesario aclarar que, si bien
las descripciones sobre la vida y relaciones de Jacob abundan, considero que no
es necesario referirnos a ellas en detalle, pues no son más que un compendio de
comportamientos sociales, y descripciones de la vida en aquella época, mucho
más interesadas en la formación teológica del lector, que en la aclaración
histórica del periodo. Lo más relevante de su historia es lo mencionado en: “Referencia sobre Jacob” y, nuevamente,
en términos de investigación histórica, los relatos sobre su vida no tienen
mayor valía que la de resaltar este punto pues los restantes son de un carácter
más dogmático. Sin embargo, y a pesar de esto, es un nexo necesario que sirve
de comunión entre el final de la prehistoria judía y el inicio de la historia.
Ahondar en detalles, sería pecar de
reiterativo, pues los acontecimientos referidos en la historia de Jacob, continúan,
en líneas generales, el comportamiento previo: Usurpación de primogenituras[1], engaños
para acumular poder y/o crecer política y económicamente[2],
Infinitas referencias a la expansión territorial y al pago por la tierra (O lo que sería su
igual, la construcción de posos de agua que las hacían fértiles) y ausencia de
un dogma definido[3], más allá de los
sacrificios y ofrendas, siguen siendo los comportamientos de aquel clan en
expansión. Si una cosa puede rescatarse de este periodo es que, más allá de las
divisiones, fruto de los engaños y los consecuentes odios y temores que ellos
generaban, no redundan en la conformación de nuevos clanes; como puede comprobarse
en el reencuentro entre Jacob y Esau. Es el gran mérito de Abraham, haber
construido un clan familiar fuerte y poderoso; pero es un mérito, tal vez
mayor, de Jacob en el final de esta prehistoria Judía, el haber producido un
viraje hacia la política que mantiene unido a un clan que se ramifica y expande
sin degenerar en nuevos clanes separados del original. Por ello todos los
descendientes (A excepción de Ismael) permanecen dentro del clan de Abraham.
[1] Jacob, recibe la bendición
del primogénito correspondiente a Esau.
[2] Engaña a su suegro
(después de haber sido engañado por este) para quedarse con la mayor parte de
su ganado y, por ende de su riqueza.
[3] Cuando escapan de Labán éste
solo pretende recobrar sus ídolos, por sobre sus vienes o pertenencias, y Raquel
los esconde y protege (un tanto indecorosamente), aún, a costa de su vida.
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