miércoles, 30 de julio de 2014

La leyenda



Para comprender una leyenda en términos históricos el primer paso es desmitificarla. Extraer de ella todo aquello que fue agregado a través de los siglos para enaltecer la figura del protagonista o para rescatar los dogmas morales que pretende inculcar. Así, para entender este funcionamiento deberemos hacer un trabajo de simplificación reestructurando los elementos trascendentes de la historia en cuestión.
 De esta manera podemos simplificar la historia de José en 3 acontecimientos a tomar en cuenta.
1) Al llegar a Egipto accede rápidamente al poder.
2) Al acceder al poder es el encargado de captar las tierras de los campesinos, o clanes, a favor del Faraón.
3) Al ganar los favores del gobernante consigue las mejores tierras para su propio clan familiar.
 Sin embargo, al realizar esta limpieza del mito la historia parece ser solo una cuestión de posesión territorial. Y es que en términos históricos, la historia es solo una cuestión de posesión territorial.
 Es menester, para la comprensión de cuanto pretendo explicar, la contemplación del contexto social, territorial, político y humano del mundo conocido en el año 1700 aC. En esa época los asentamientos humanos importantes se contaban con los dedos de una mano y la región de Palestina no era uno de ellos. (Ver recuadro). Ninguna, ni aún el inexistente pueblo judío (Inexistente en tanto como nación, no como clan) tenían intenciones de convertirse en un estado dominante. Pretendo explicar con esto que al entrar José en Egipto, no lo hizo con una conciencia concebida y acabada de pertenencia a una nación sino, solo, a un clan familiar. Y que fue en Egipto donde esta idea de nacionalidad floreció en él.
Allí, solo habitaban tribus mayoritariamente nómadas divididas en clanes familiares
 El cómo, cuándo y por qué José llegó a Egipto es algo que ya he desarrollado en mi anterior ensayo “Prehistoria del pueblo judío” sin embargo, sabiendo de lo escaso de dicha publicación (y para no incurrir en extensas explicaciones, sobre los deseos de sus antepasados de habitar tierras egipcias, y la innegable transmisión de estos anhelos a través de las generaciones) servirá tomar por cierto el mito bíblico de su venta como esclavo por parte de sus hermanos; pues el desarrollo de este trabajo parte de un José ya establecido como ladero del Faraón.

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